El pasado 8 de marzo en el marco del Día Internacional de la Mujer, la Comisión de la Mujer de nuestra institución, se convocó frente al Palacio de Tribunales para reclamar en contra de la violencia y la falta de paridad en la integración de la Corte, dicha paridad es obligatoria para garantizar y promover la perspectiva de género en la Justicia en todos sus fueros, pues sin Mujeres no hay Justicia. En el mencionado acto nos acompañaron la Presidenta de la AABA Dra. María Elena Barbagelata y miembros de la Comisión Directiva, presidentes y presidentas de diferentes Comisiones de la AABA, allí se leyó el siguiente comunicado:
Este 8 de marzo queremos hacer escuchar nuestra voz, porque las Mujeres sabemos que las acciones colectivas pueden transformar y cambiar el curso de la historia.
Somos más de la mitad de la población mundial, la mitad de la energía y potencial, las mujeres movemos el mundo. Cuando repasamos los logros alcanzados en los últimos tiempos con respecto al reconocimiento de nuestros derechos, entendemos que son el resultado de años de lucha denodada de valientes mujeres que nos marcaron el camino. Hoy debemos continuar con ese legado, porque, desafortunadamente, aún queda mucho por hacer para conseguir la plena igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres. El concepto de igualdad entre varones y mujeres se incorporó al ámbito del Derecho Internacional de las naciones organizadas a través de la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General el 10 de diciembre de 1948 que reconoció que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos” y que “toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, […] nacimiento o cualquier otra condición.” Mediante los movimientos feministas se comenzó a exigir el cumplimiento de esta declaración y a trabajar por la promoción y observancia del derecho a la igualdad en todos los espacios donde se desarrollan y desenvuelven las mujeres. Esto abrió paso a la creación de otras normas internacionales en pro de los Derechos Humanos de las Mujeres como la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), que desde 1994 fue incorporada en nuestra Carta Magna con jerarquía Constitucional. Posteriormente la Convención Interamericana Para Prevenir, Sancionar Y Erradicar La Violencia Contra La Mujer, “Convención De Belem Do Para”, que aun esperamos y exigimos su rango constitucional. En nuestro país se sancionaron dos leyes como la ley 24417 en 1994 y la ley 26485 en el 2009 para proteger y erradicar la violencia familiar y de género, por ello decimos que en las convenciones y en nuestras leyes están los fundamentos de nuestros derechos.
Hoy estamos reclamando políticas públicas que promuevan y protejan los derechos de las mujeres y niñas para que puedan vivir libres de violencia y discriminación. Porque la discriminación contra la mujer es una cuestión estructural que requiere medidas acordes con la gravedad de las desigualdades que operan en los distintos ámbitos de nuestra sociedad. Se necesita un plan sistemático, integrado, monitoreado y evaluado para lograr avances concretos y reales.
Señalaremos las demandas que muchas veces pasan desapercibidas porque parecen menores, pero afectan el día a día de millones de mujeres.
Nos urge que se aborde la problemática de las familias monomarentales, en las que las madres crían solas a sus hijos e hijas para que sean reconocidas por todas las instituciones del Estado, garantizando así el derecho de NNA a la seguridad social.
Queremos que la Justicia y ANSES reconozcan la violencia económica que ejercen los progenitores que no pasan alimentos a sus hijos e hijas, y que son delincuentes como los denomina la ley 13.944 y exigimos que se investiguen, sancionen y prevengan la comisión de estos delitos que quedan habitualmente impunes.
Hoy estamos interpelando por la participación paritaria de la mujer en los lugares de decisión, pues esto constituye el ejercicio de un derecho esencial de raigambre democrático y un aporte para el país y la humanidad.
Sin paridad no hay justicia. La paridad en la integración de la Corte es obligatoria para garantizar y promover la perspectiva de género en la Justicia en todos sus fueros, pues sin Mujeres no hay Justicia.
Solo el 31% de las máximas autoridades de la Justicia argentina son mujeres, así lo revela el Mapa de Género sobre la distribución entre mujeres y varones con respecto a los cargos en el sistema de justicia. El “techo de cristal” solo aparece para las mujeres cuando concursan, los funcionarios varones han tenido el doble de probabilidades de ser magistrados/as, procuradores/as, fiscales o defensores/as, y 3,4 veces más de ser autoridades máximas que sus pares mujeres.
De allí la urgencia de promover la paridad de género en el ámbito judicial y en todos los espacios de decisión. Por ello continuaremos trabajando por una sociedad igualitaria basada en la equidad del acceso ecuánime de género a los lugares de decisión.
Este año se cumplen 40 años de la recuperación de la democracia recordemos sin democracia no hay Justicia y sin la participación plena y paritaria de las mujeres no hay Democracia.
Hoy, en el Día Internacional de la Mujer y todos los días, marchemos con valor, convicción y compromiso hacia el futuro.